De acuerdo con la Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro (LSAR), las cuentas de los trabajadores que durante los primeros cuatro años de operación del sistema no eligieron AFORE (1997-2001), aunque cotizaban al IMSS, fueron distribuidas por la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) precisamente en junio de 2001 entre todas las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (AFOREs).
Posteriormente, es decir, específicamente a partir del segundo bimestre del 2002, la CONSAR ha venido asignando bimestralmente este tipo de cuentas a las AFORES que tengan las comisiones más bajas y/o que generen los más altos rendimientos.
Hoy en día (2021), esa asignación de cuentas se lleva a cabo una vez al año.
Y de acuerdo con la normatividad en vigor, si una cuenta permanece durante dos años en la AFORE que la CONSAR asignó al trabajador y ni aún así éste ha solicitado registrarse en una AFORE, entonces la CONSAR reasigna la cuenta a la Administradora que tenga el mejor desempeño. La finalidad es que la asignación y/o la reasignación le ¿signifiquen al trabajador un crecimiento en la cantidad de los recursos que contiene su cuenta.
Como bien señala la autoridad, quienes no escogieron AFORE –pese a las asignaciones y reasignaciones–, no reciben todos beneficios de quienes sí eligieron una Administradora. A saber:
- Que la cuenta de ahorro para el retiro tenga registrados los datos de identificación del trabajador (CURP y RFC, por ejemplo), que son necesarios para realizar trámites de pensión, de retiro de recursos o solicitar un crédito de vivienda.
- Que la AFORE tenga actualizados los datos de contacto (domicilio, correo electrónico o teléfono, etc.), a fin de acceder a todos los servicios de información que proporcionan las AFOREs. Entre ellas, una atención personalizada a través de sus diferentes canales de contacto.
- Que la AFORE envíe cada cuatro meses el estado de cuenta al domicilio o correo electrónico que haya dado el trabajador cuando eligió.
- Que el trabajador pueda ahorrar voluntariamente en su cuenta AFORE, lo que, eventualmente, le permite obtener rendimientos competitivos que incrementan el patrimonio y generan mayor ahorro para el retiro del trabajador.
¿Pero qué pasó con los recursos de los trabajadores que no eligieron AFORE no sólo en los primeros cuatro años, sino en los ya prácticamente 25 de que nació el nuevo sistema de pensiones? ¿Dónde quedaron? ¿Quién los administró? ¿Obtuvieron algún rendimiento?
Éstas y otras interrogantes tienen respuesta en otras “entradas”. lUna de ellas es la del siguiente enlace: